Las aseguradoras de crédito y gestión de riesgo bajan la calificación y categoría para el país de México de A4 a B, la nota más baja en los últimos 10 años.
México había logrado, después del impacto de la crisis global de 2008-2009, buenos resultados en los últimos años tras tomar medidas y reformas en materia de recaudación de impuestos, y en cuanto a la apertura de la competencia a sus sectores de energía y telecomunicaciones. Estas reformas han sido bien recibidas por la comunidad internacional.
Desde que Trump se hizo con la victoria en las elecciones de los Estados Unidos, el vecino país del sur ha sufrido un revés hacia una senda de crecimiento más lenta causada por la congelación de las inversiones, el debilitamiento de sus exportaciones manufactureras y la depreciación del 30% en el tipo de cambio frente al dólar. Todo ello, en un escenario donde el 80% de las exportaciones de México dependen del que parece ahora su mayor enemigo.
La elección de Trump ha dado lugar, en el corto plazo, a una actitud expectante debido al posible proteccionismo (se ha mencionado un aumento entre el 20 y el 35% en los aranceles aduaneros) y la legislación anti-inmigración. Las remesas de los trabajadores mexicanos que viven en los Estados Unidos representan el 2,4% del PIB de México. Además de estos factores, el debilitamiento de los fundamentos de México y el deterioro estructural ha llevado a las agencias de calificación de gestión de riesgo a degradar la evaluación del país a una categoría de B. Este hecho, sitúa a México en el escaño de emergente con alto riesgo de caer en impagos.
De acuerdo con el ranking de las compañías, la mejor calificación es A1, continuada por A2, A3 y A4, todas estas agrupan a países que son solventes y estables para cumplir con sus compromisos financieros y obligaciones frente a sus naciones acreedoras. Después sigue B, que significa emergente; luego C, que se utiliza para países con problemas; continúa la D, que incorpora a las naciones con graves problemas de pago, y finalmente E, donde están las economías con problemas estructurales y en donde no se recomienda hacer negocios.
Las perspectivas para México están eclipsadas por cada movimiento de Trump, pero no hay muros altos que no dejen ver otros horizontes. Vistos los vientos proteccionistas y el unilateralismo de la administración del nuevo gobierno de EEUU, la Unión Europea propone fortalecer sus lazos comerciales con el ahora país emergente, fijando dos rondas de conversaciones en la primera mitad del año. Estas negociaciones ayudarán a combatir las medidas de ruptura comercial establecidas por el nuevo líder estadounidense.
La comisaría de Comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmström, y el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, habían programado rondas para el 3 al 7 de abril y para el 26 al 29 de junio, declarando que: «Juntos, somos testigos del preocupante aumento del proteccionismo en el mundo. Codo con codo, como socios afines, debemos defender la idea de una cooperación abierta a escala mundial».
El objetivo de los encuentros programados es aprovechar la oportunidad de incrementar las relaciones comerciales con socios potenciales, estudiando mejoras en el tratado de libre comercio entre la UE y México. Habrá un nuevo pacto que incluiría licitaciones, comercio en materias primas y productos energéticos, más protección a la propiedad intelectual, flexibilidad arancelaria y más beneficios para la pequeña empresa. La Unión Europea es el tercer mayor socio comercial de México, después de Estados Unidos y China.
Enrique Peña Nieto, Presidente de México, también ha recibido la llamada de cooperación de Reino Unido manifestando su intención de negociar un tratado de libre comercio, tan pronto como el BREXIT lo permita, donde también se deberán abrir cauces a nuevos tratados comerciales para mitigar la “ruptura” con Europa.
Por ello que los seguros de crédito no entienden de muros sino de productividad, competitividad y buenas prácticas comerciales, deberán hacer un esfuerzo para tender puentes entre las economías emergentes y los nuevos destinos de las exportaciones en un mundo cada vez más cambiante que no renuncia al comercio internacional.
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Autor: Beatriz del Campo Risueño